jueves, 10 de abril de 2014

El acabose

La casa había quedado vacía, en lugar de los muebles había bolsas de cemento y pegamento para cerámicos. El polvillo sobre el piso era una alfombra. Un torbellino de imágenes me invadía las veinticuatro horas, para bien y para mal tu dulzura, tu indiferencia y tus miedos llenaban los casilleros del almanaque. Agregando, claro está, mi incapacidad para resolver los problemas, el no poder comprenderte, desde lo más pequeño hasta lo más complejo. La insoportable intermitencia de mi parte, terminó irritándote. Una gama de colores teníamos en la paleta, pero nunca supimos utilizarlos. Intentar mirar el sol a través de una persiana es inútil siempre, fuimos ilusos creyentes en dioses de papel, terminamos con la cara sobre el barro. Ahora somos menos que un espíritu, de lo que fuimos hoy quedan escombros, arena, piedras y el marco de una puerta.

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