domingo, 30 de noviembre de 2014

21

Soberana melancolía:

la lluvia que te despierta

te esconde de las felices miradas

que observan el detalle de la gota fría

en el vidrio empañado

de una casa sin velas

en un verano frustado.


El cielo se opaca,

la gota se evapora,

los ojos retroceden.

Con un gesto automático

un cigarrillo imita una estrella...



Biografía

Leticia Auat nació en Santiago del Estero el 20 de julio de 1977. Recibida de Licenciada en Psicología, preside la Asociación Civil Aperto Libro que gestiona servicios educativos y UMAS (Departamento de Arte y Cultura). UMAS edita una revista de distribución gratuita y posee su propio sello editorial.
El poema que publicamos, pertenece al libro "Cornisas del alma", recientemente editado.

sábado, 29 de noviembre de 2014

2x1 Poemas de Aldo Nestor Bravo

"No sé cómo, ni sé con que pretexto.
Pero quedarme en vos".

Mario Benedetti.
Poema XII


Mi suerte es quedarme en vos y en tu recuerdo
En tu sombra en pleno día
Y en tu insomnio en plena noche.
Mi suerte es mirarte, y saber con certeza
Que tú también me miras.
Que tú también evocas mi recuerdo y sonríes
Y sonríes porque sabes, que yo también estoy pensando en vos.
Mi suerte es saber que no te tengo
Que no eres mía
Que no me perteneces
Y que aún así
Te quedas conmigo
Y pretendes
Tú también
Quedarte en mí y en mi recuerdo.



Poema XI

Perdón si me pierdo en tu mirada
E ignoro tus palabras.
Pero es que hay cosas que sólo se pueden decir con la mirada,
Me hablas y es bueno
Me tocas y es bello.
Pero si me miras,
Si me miras tengo que descifrar e interpretar tu mirada,
Y contestarte
En silencio
También con la mirada.
Quizá, si supiera esto.
No tendría que pedirte perdón por perderme en tu mirada.
Y podría
Perderme
Tranquilamente en tus labios.



Biografía

Aldo Bravo nació en Santiago del Estero el 27 de diciembre de 1990, cursó sus estudios secundarios en el Colegio Absalón Rojas. Actualmente cursa la Licenciatura en Psicología. Sus poemas pueden leerse en el blog: www.aldonestorbravo.blogspot.com.



martes, 25 de noviembre de 2014

2x1 Prosa y poema de Néstor Mendoza

Tristeza de las cabras

El pasto está muy crecido en el patio. De a ratos se pone húmedo, muy húmedo. Miro y pienso cosas raras, debería tener cabras. Hay mucho pasto y a ellas les gusta. Cabras para engordar, chivas para pensar, animalitos que me salven. Pero vivo en un barrio de la ciudad. Por ahí funciona, quien sabe. Pero me acuerdo que no, que no se puede, las cabras no pueden estar encerradas. Ni en el campo. Ellas necesitan andar, buscar y andar. Las cabras no son como las ovejas, que se quedan quietas y miran triste. Van para donde las lleves y son capaces de morir antes que andar y buscar. Definitivamente no puedo tener cabras en mi patio. Las cabras se escapan como mis pensamientos de ésta tarde. Las chivas son imparables, chivean. Fumo en el umbral de la puerta. El cielo tiene nubes que dicen: no lo hagas. Me invade una tristeza de media agujereada y mejor me voy a dormir. Pero, si no puedo hacerlo, no voy a contar ovejas. Voy a contar cabras, cabronamente, caprichosamente. Ya estoy entre las sábanas y en mi corazón hay como treinta mil cabras, mordiendo, mordiendo.



Salvo que estalles

Un animal
variable
que a veces
se cepilla
los dientes
y otras
lo olvida.
El habitante
del semiárido
en el país
del asma
al borde
del nocaut,
eso sos.

El café no habla.

La cuenta
pendiente
en el spleen
absurdo
de una
parte
mal
ensamblada.
El tabaco
mata
pero no
tanto
como tu
falta
de planes.


El café no habla.


Te vas quedando
solo
en el murmullo
del miedo
de una
kristal nach
de los otros
en la
plaza.

Entiendes
que la poesía
nada le debe
a los gestos
amables.


La prosa poética y el poema que publicamos pertenecen al libro "Yarará", de Néstor Mendoza; autor santiagueño nacido en Capital Federal para luego trasladarse a Colonia San Juan, en el departamento Figueroa, en la provincia de Santiago del Estero. El autor ha formado parte del grupo La Jeta Literaria y actualmente realiza encuentros culturales en la ciudad de Santiago del Estero.


lunes, 24 de noviembre de 2014

Hambre

Los tiempos de hambruna no sólo retorcían estómagos, también eran un fuerte incentivo a la imaginación que trabajaba tiempo completo en pos de retrasar el final de su andar mediocre.
       Los tres niños esperaban, jugando bajo bajo una mesa deteriorada. Le faltaba coraje para decirles que no comerían de nuevo, y los callos en los pies hablaban claramente de que ya no servia como puta.
      Tenía un retraso de tres meses y la desesperación, que es amante lésbica de la locura, puso en funcionamiento un engranaje oscuro y oxidado.
      Tomó unas agujas de tejer deterioradas y en el baño, sentada en el piso, hizo un trabajo de cirujano experto. Buscó, encontró, trituró.
      Los calambres tardaron media hora en aparecer.
       
     Corrió a la  cocina, buscó la olla y mientras les gritaba como de paso: "La comida estará en unos minutos", regresó para terminar lo que empezó, porque en eso ella era experta.¡ Nunca nada a medias!
          Pujó, se tapó la boca con las manos.
          A horcajadas sobre la olla se agarró de las paredes, hundiendo las uñas y dejando parte de ellas y de los dedos en el concreto, hasta que el paquetito casi amorfo y sanguinolento cayó dentro de la olla, calentito.
      Se acomodó  la ropa lo mejor que pudo y con pequeñas contracciones pero con la satisfacción del deber próximo a cumplir, se dirigió a la cocina, prendió el brasero y procedió a preparar una sopa que seguramente deleitaría los paladares de sus crías.
     A los niños se les hacía agua la boca cuando sentían el olorcito a carne cocida. Por debajo de la pollera de mamá goteaban sangre y coágulos, pero no les importó, no era la primera vez que la veían cocinar ensangrentada.



Éste cuento pertenece al libro "Escorpiones en las tripas" de Diana Beláustegui, escritora santiagueña que escribe dentro del género de terror. Pueden leer más de la autora en el blog que administra : www.elblogdeescarcha.blogspot.com
       

viernes, 21 de noviembre de 2014

2x1 Sonetos de Rodolfo Lobo Molas

Soneto del amor fugaz

                                   De pronto llegas desbordando todo,
nace de nuevo la ilusión dormida
cesan los llantos, cúrase la herida,
los pies sacamos del obscuro lodo.

La frente alzamos de distinto modo.
El soplo infundes de una nueva vida,
y una aurora de luz ya conocida
aparece del camino en un recodo.

Pero el tiempo es fugaz, fugaz la rosa,
nace y muere tu esencia en cada cosa,
vuelve tu luz a ser sólo reflejos.

Presa es el alma de sus viejas penas,
regresa el corazón a sus cadenas,
vuelven a estar opacos los espejos.
  


(Primer Premio del Certamen Nacional de Sonetistas
Bialet Masse. Provincia de Córdoba.2013)




Volar


                        Volar no es el estar en las alturas,
                        ni es el andar subiendo los umbrales
                        de ese cielo, de inmensas catedrales
                        de nubes, con sus mágicas alburas.

                        No es un estar corriendo los caminos
                        de aquellos que al andar buscan su suerte,
                        ni es un salir a ver quien es más fuerte
                        por una nueva forma de caminos.

                        Sino es tener la piel en primavera,
                        ajenos a la dicha o la quimera
                        de un mundo de tinieblas y bengalas.
                                  
                        Pero sólo quien vuela entiende el mito:
                        volar no es recorrer el infinito
                        sino gozar del viento entre las alas.



             
.


Rodolfo Lobo Molas, es un poeta de la Provincia de Catamarca. Argentina.

 














martes, 4 de noviembre de 2014

2x1 Poemas de Silvia Noemi Faler

Noche, llovizna y tú

Sentada en el umbral
de la esperanza
escucho la llovizna,
sus gotas arañan la ventana
al igual que tu recuerdo
mi alma.
Se visten de nostalgia
las horas en la noche
que pasan lentamente
en ritmo acompasado
y vuelo silencioso
me llego hasta tus sueños
venciendo las distancias
que separan nuestras ansias.
Me veo en tus brazos,
me miro en tus ojos
y así como al descuido
me duermo ya tranquila
sintiendo en mi costado
tu dulce compañía.



...

Algún día me verás
caminar al lado de otro
se cruzarán al pasar
tu mirada con la mía,
sonreiremos en silencio
y por tu mente cruzarán
recuerdos de otros tiempos
cuando el roce de mi mano
estremecía a tu piel
y escapabas de mis ojos
que te acariciaban todo
sin importar el entorno;
cuando tu mano en mi espalda
encendía aquel fuego
que luego nos devoraba.
Te preguntarás entonces
si él sabe encontrar
aquel mágico rincón
que enciende mis ansias locas,
si a él le entrego todo
lo que un día te di a ti.
Me cruzarás algún día
y entonces, tan sólo entonces
sabrás lo que te perdiste
pues no buscaste el momento
ni el tiempo, ni el lugar
donde encallen nuestras ansias
esas ansias que se durmieron
poco a poco, lentamente...
Algún día me verás
al lado de otro
añorando aquel tiempo
incondicional y loco
que me tuviste contigo
y no supiste mantener
ese deseo escondido
que nos habitaba entonces
por culpa de tu cobardía.