miércoles, 23 de noviembre de 2011

El parque de almas solitarias

Piel arena,
desliz de largas piernas se desplazan.
Parque de solitarios, refugio de sombras.
Empedrado, árboles, cemento,
vengo otra vez a sentarme en el rojo
banco, desposeerme, confesarme
ante un jurado de arboledas,
desafiantes.
Voces diáfanas, patos en el
lago, agonizantes borrachos, ¿ qué será de elllos
al terminar estas imperfectas horas?
Vivir es prostituirse cada dia un poco
correr telones de ilusiones, desenterrar
sótanos de bagajes.
Cuando me siento derrotado miro el cielo
y me entrego a la inmensidad.
Si me hago aliado de una estrella,
ya nada podrá vencerme, nada podrá vencerme.



El poema publicado pertenece al poeta tucumano Matias Moya, de su primer libro Mi limbo triste; del año 1996.

1 comentario:

María dijo...

Ella era un fantasma de placer al brillar ante mi mirada
Una preciosa aparición, destinada a ser la chispa de un momento
... soñadores de sueños
Saludos escriba.