lunes, 15 de diciembre de 2014

Crónicas del Yeti

Casas

El Yeti, el Abominable Hombre de las Nieves, está en Santiago. Lo trajimos con unos amigos, cuando volvimos de una expedición que nos mandamos al Nepal. Allá nos hicimos amigos, le preguntamos si quería venir y al final lo convencimos.Tuvimos que volver en buque, porque ningún avión quería tener de pasajero semejante monstruo.
Después de descargarlo en el puerto de Rosario, lo metimos en un camión y nos vinimos. El bicho se acostumbró rápido. Pero no lo sacamos ni a la vereda, imaginesé,no queremos asustar a los vecinos. Qué van a decir si salimos a la tarde a tomar mate a la vereda con semejante animal.
Se adaptó bien, ya dejó de cenar los gatos del vecindario que venían a verlo, curiosos, todas las noches. Come bife con ensalada, sopa, guiso, pastel de anco, cosas así, lo que come un cristiano.
Lo pusimos en una piecita que hay en el fondo de casa y de ahí sale al patio nomás. Como un perro y su cucha..
Pero se ve que se hartó y una tarde que no estábamos ninguno en casa, se trepó a la tapia y se mandó a mudar. La gente creía que era la Almamula, la mujer de blanco,cualquier cosa, pero no les coincidia, porque el Yeti, como todos saben es blanco, peludo y de ojos negros y saltones. El bicho también se asustó y regresó a casa
A la noche, cuando volvimos, nos estaban esperando en la puerta, no querían que entrásemos. Les dijimos que no teníamos miedo a los espantos, y apenas estuvimos adentro nos mandamos para ver si seguía estando.
El Abominable Hombre de las Nieves se hacía el otario.
Lo retamos. Le dijimos que era un mal agradecido. Tanto que nos había costado traerlo del Himalaya para que anduviera haciendo semerendos papelones por los fondos de las casas del barrio.
Ahora anda tranquilo, no molesta, se porta bien. Algunas veces lo sacamos en camioneta y lo paseamos en camioneta por el centro. La gente lo toca y cree que es de plástico.
Los chicos preguntan si es a cuerda o a motor. El chiste es que nosotros les decimos que es de verdad.
Pero quién va a creer, amigo.


Ésta crónica que compartimos con ustedes, pertenece a Juan Manuel Aragón.
Ha publicado "Platita". Administra el blog: www.juanmanuelaragon.blogspot.com, y la revista cultural "El punto y la coma", de la que tomamos éste texto.

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