miércoles, 1 de julio de 2009

Guia para desconfiados, desdichados y ansiosos

Seguir a las ideas y no a los hombres,ese es el itinerario de un militante.Enamorarse de una causa y sentirla como propia, sentir el dolor en lo profundo de nuestro ser o en la misma piel. Asi ha de ser la persona, no renunciar a lo que se cree como justo, buscar los medios posibles para que el bien deseado se haga realidad.

Resultan útiles y sonoras estas cosas cuando no hay mas que un embeleso, cuando no se ejerce el arte de la sospecha, o mas bien el saber objetivar y ver atentamente todo, examinar cada paso, cada palabra, mirar la historia y el presente;puede parecer imposible, pero en alguna medida ha de ser un instrumento eficaz y una actitud, sino constante, al menos que nos sirva para estar despiertos, para no ser arrastrado como una manada en busca de lo que "los hombres éticos"

llaman el bien común.Para no ser los tontos que compran esa mercancia que está al alcance y sólo unos pocos conocen mientras mienten que puede ser alcanzada.De a poco, paso a paso, ojalá eso fuera cierto, ojalá pudieras verlo, tal vez lo sepas y estés mirando a otro lado porque caen flechas sobre tu frente, porque sé que te duele y duele caer de un pedestal, cuesta ser idealista y mantener las ideas, cuesta creer cuando hay quienes en nombre de ellas cometen atrocidades, pierden el norte de la caravana y les interesa ascender en la escalera del poder:Ese fruto apetitoso al que conoces y no has tenido reparo en robar y exhibirlo frente a bocas hambrientas y cuerpos deseosos de hacer el bien, has matado los sueños, por eso y por otras cosas es mejor no creerse todo.

Aunque me dirás que hay listas interminables de personas muertas por sus ideales, pero hay otra mas larga de quienes en pos de ellos han sido traicionados, han entregado todo de sí para nada.Han quedado vacios y en la mas horrible de las soledades, presos en una carcel austral o desterrados a vagar por mares, rios, desiertos, escapando de la ley, temerosos de encontrarse con sus guardianes, ansiosos de romperles la cara con un puño cerrado y directo a la mandíbula y acabar con tanta falsedad.

2 comentarios:

Juan Manuel Aragón dijo...

¡Ah!, esto se me ocurrió también a mí alguna vez. Pero vos lo escribiste mucho mejor de lo que me hubiera salido a mí. Gracias por publicarlo.

mauricio gonzález faila dijo...

Gracias Juan,mira vos lo que son las cosas eh.Un fuerte abrazo y gracias x llegarte al blog.

Mauric10