martes, 5 de marzo de 2013

Sofismas sobre literatura popular

"El pueblo de hoy no es esa fresca y virginal fuente de toda sabiduría y de toda belleza que imaginan ciertos estéticos del populismo, sino el alumnado de una pésima universidad, envenenado por el folletín de la historieta o la fotonovela, por un cine para oficinistas y por retórica para chicas semianalfabetas y cursis.
Acaso el pueblo, tal como existía en las primitivas comunidades, tenía un sentido profundo y verdadero del amor y la muerte, de la piedad y el heroísmo. Ese sentido profundo y verdadero que se manifestaba en la mitología, en sus cuentos folklóricos y leyendas, en la alfarería y danzas rituales. Cuando el pueblo estaba aún entrañablemente unido a los hechos esenciales de la existencia: el nacimiento y la  muerte, a la salida y puesta del sol, a las cosechas y al comienzo de la adolescencia, al sexo y al sueño. Pero ahora.¿qué es, realmente, el pueblo? Y, sobre todo, ¿cómo puede tomárselo como piedra de toque de un arte genuino cuando está falsificado, cosificado y corrompido por la peor literatura y por un arte de bazar barato? Basta comparar la vulgaridad de cualquier estatuita fabricada en serie para el adorno del hogar o para una iglesia contemporánea con un ícono popular, o un fetiche africano para advertir el enorme foso que se ha abierto entre el pueblo y la belleza. En la tribu más salvaje del Amazonas o del Africa central no encontramos jamás la vulgaridad, ni en sus potiches ni en sus vasijas ni en sus trajes, que hoy nos rodean por todos lados.
  Así llegamos a otra conclusión que podría parecer paradojal. Y es que en nuestro tiempo sólo los grandes e insobornables artistas son los herederos del mito y de la magia, son los que guardan en el cofre de su noche y de su imaginación aquella reserva básica del ser humano, a través de estos siglos de bárbara enajenación que soportamos.
   No es, en suma, el artista quien está deshumanizado, no es Van Gogh o Kafka quienes están deshumanizados, sino la humanidad, el público."



*El siguiente artículo se encuentra publicado en el libro "El escritor y sus fantasmas", del autor argentino Ernesto Sábato.

2 comentarios:

María dijo...

Le roi est mort, vive le roi
No soy monárquica escriba, es una expresión de admiración
Saludos y besos

mauricio gonzález faila dijo...

¡Mil gracias por estar María!
Besos.