Horacio conocia a fuerza de golpes y observaciones, que la victoria, el honor, la gratitud, la libertad, la corona de laurel y demás accesorios le eran ajenos.
Fijó sus ojos en Gloria; en su sonrisa, en su inteligencia, en esa mezcla de inestabilidad y fuerza, en todo lo que la nombrara. Pero como suele suceder, nada salió como habia pensado.Fruto de su miedo y de oportunidades no aprovechadas, que por cierto hoy lamenta demasiado mientras mira caer sus lágrimas frente al espejo.
Ella había sido la musa en un momento, ahora era un espectro sobrevolando su existencia. No lo podia soportar más, no podía, habia optado por una solución que lo inculpara sólo a el. Se levantó de la silla, abrió la puerta del dormitorio, lo miró y allí se concentró un momento. Respiró y repitió algunas palabras, la tomó en sus manos, la puso en la sien, y un ruido seco ocupó el espació.
4 comentarios:
un relato realmente con un sentimiento muy real, un final que deja un sabor amargo y doloroso..
te felicito Mauricio, mil besitos..
¡Gracias Alicia! Un relato crudo,sacado de las entrañas de la tierra.
Un gusto verte por aqui.
Tanto el vencedor como el vencido no son sino gotas de rocío, sino el resplandor de un rayo ... así deberíamos ver el mundo
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