Veré unos ojos, palparé manos, en la noche fria un fogon será mi refugio. Recitarás tus versos, tu música ahogará los miedos, calmará bestias, llamarás a los ángeles, del cielo tomarás sus colores, sus nubes, su oscuridad.
Recorrerás la ciudad y el monte, susurrarás tu nombre, te pediré lo repitas, así me incitas al desorden temporal, a la soledad de un lugar cualquiera. Donde todo sea o pueda ser nos encontraremos, a mitad de camino frente a la gruta del Gauchito Gil. Nos respiraremos, nos habremos encontrado sin saber si acaso nos juntaríamos. Dirás:
-La vida es el azar y el orden-
-Así es- Te contestaré.
-Más allá el salitre, el monte, la luna, el sol.¿Y vos? ¿Estás o sigues inventándote un personaje?-Me indagas.
-¡No! Yo estoy, yo soy éste. El de siempre, con algunos cambios, pero el único, el particular, yo mismo- Te respondo.
La evidencia es clara, el destino, la lógica, nuestros ruegos, las horas nos unieron. Todo lo que era fantasia, ahora toma cuerpo. Vamos siendo aquello que nunca creimos, abrazarnos en el devenir del viento, en la corriente del río.