jueves, 26 de junio de 2014

espejo de la naturaleza (una reina y la vista de mil espejos)

¡Ah!
las maravillas del mundo,
las ínfimas estrellas,
¿dónde está la tierra tuya?
dibujada,
        real,
te presentas,
           te ocultas.
Devienes en humedad y fuego,
en la respiración
             el aire puro.

Eres
un hermoso
          claroscuro
de la realidad.

martes, 24 de junio de 2014

Un lugar en el mundo

Vos y yo nos queremos, nos vemos cada vez más de cerca; los ojos no nos caben, las manos nos enredan.
Aquella noche, mientras hablábamos, vos me comentabas de una receta que querías preparar.Caminábamos por la peatonal Tucumán, mirando de reojo las vidrieras. Nos detuvimos para cruzar por la calle Jujuy, vimos unas luces, pero no sentimos el impacto. Un segundo en que todo se borraba, para encontrarnos hoy en los pasillos de La Piedad.

sábado, 21 de junio de 2014

Pequeña crónica de los días

La vuelta


A las cinco y media de la tarde, José estaba esperando en Amamá el ómnibus. Sentía el peso del día que se iba terminando, apenas si le quedaban fuerzas para levantar el bolso.
Encendió un cigarrillo, pateó unas piedritas, y allá lejos divisó las luces y el cartel con letras rojas que decía  "Santiago del Estero", allí estaba el interno 135; se subió, y el paisaje de gente lo entristeció: las mujeres con sus hijos llorando, los demás pasajeros con sus bolsos. Todos apretados como vacas, pensaba él. La voz ronca del guarda les decía a todos "por favor, corranse para atrás, así el peso del coche se equilibra". La marcha lenta le dio sueño a José, que para disimularlo ponía sus manos en los asientos.
Al llegar a El Cruce, otro ómnibus se detuvo, y allí fueron los pasajeros del 135. José, pisó el barro, se subió al otro ómnibus. Afuera, el cielo gris descargaba toda la furia húmeda. Por fin pudo sentarse, se rindió finalmente al sueño.
Ya al despertarse, las luces de neón dibujaban líneas blancas en el Río Dulce. Ya estaba en la terminal, la contempló como una extraña mezcla de algo antiguo y moderno al mismo tiempo. Una vez en la calle Chacabuco, su sombra se perdía tras los árboles.

jueves, 19 de junio de 2014

La sutil sentencia

Detenido el tiempo en las manos,
llevas grabado el momento en la mirada,
un paisaje resulta absoluto,
el silencio del que hablabas.

sábado, 14 de junio de 2014

La llanura

Luis estaba concentrado en el manchón rojo de la pared, entreabría los ojos y buscaba convencerse de que todo era un sueño. Recordaba los detalles, anotaba mentalmente los pasos que lo habían llevado hasta Tania; de ella extrañaba la risa, el olor de su piel antes de despertarse, el idioma del tacto y las miradas.
Aquella mujer, con ternura y con fuerza golpeaba las puertas de la casa de Luis.Se despertó, salió presuroso al encuentro, se miraron de frente, pero en sus miradas la tristeza era más evidente. Ella no soportó más, y se alejó para perderse entre la sombra de los árboles. Él, y otra vez  en la carne una angustia insoportable, una rabia inusitada por no saber qué decir, la bronca por todo y por nada. Arañaba las paredes  y no entendía bien la distancia que existía entre ellos, no comprendía por qué ella sólo habitaba en vidrios empañados y en el ruido de las bisagras al cerrarse las ventanas.

sábado, 7 de junio de 2014

Pequeña crónica de los días

El viaje

Era un día lunes. Yo estaba esperando a los pasajeros desde Loreto a Santiago. Llegaron algunos, pero más me interesabas vos. Tenías el delantal blanco y llevabas el maletín negro. A lo lejos, alguien te saludaba con un "Chau seño". Y vos le devolvías el gesto con una sonrisa.

Saludé a todos, y te abrí la puerta. Salimos raudamente, tomé la ruta. El paisaje había cambiado, y ahora un camión era todo lo que tenía por delante. Entre tanto movimiento caiste en el sueño, los mechones del pelo caían sobre tu cara y en la nuca. Con mano firme sostenías la cartera, una sombra parecía protegerte.
Un cartel verde decía "Santiago del Estero".  A la entrada del barrio Ejercito Argentino se bajaba el enfermero y su mujer. Vos recién lo ibas a hacer en Saenz Peña y Belgrano.Teníamos tiempo para charlar, me comentabas de tu trabajo, de lo exigente que era la directora del jardín; de que te gustaba que yo te escuche, y yo sólo eso hacía, además estaba nervioso. El auto era un mundo aparte, el perfume eras vos. Llegamos hasta tu parada. Te dije un par de cosas que cerraste con un beso, el mejor premio para éste conductor. La paz para volver por la nueve hasta mi casa.

jueves, 5 de junio de 2014

Pequeña crónica de los días

Vigencia del sueño

Muchas veces me pregunto quiénes somos cada vez que nos encontramos. Todo el tiempo es la duda y la certeza de que estamos hechos de materiales sólidos o de una minúscula flor nacida en el monte. Te miro y me miro, todo es y no es mágico; aún así seguimos caminando, en los laberintos nos acechan miedos, prejuicios, tradiciones, interpretaciones de las verdades se presentan y se ocultan. Qué decir de vos:

mujer-poema,
poema de mujer con piedras y rosas,
extensa región...


... Y ademas, de qué te nutres. Por qué cuando hablas, el mundo es un lugar habitable, seguro, libre de contaminación.

martes, 3 de junio de 2014

Pequeña crónica de los días

El momento de la belleza y sus consecuencias

No es sólo estar frente a la belleza, es saber ser ante ella. Es como si te dijera que todo te recuerda: la niebla, la noche, el frío, el calor, las hojas agitadas por el viento son banderas cuando recorres por la ciudad.
Éstos días han sido la monotonía de una máquina que hace todo funcionar. Todo el peso he soportado, pero ahora estoy aliviado porque estás aquí. Entre los papeles te presentas, frente a mí que te observo, y en silencio guardo la esperanza de que nos volveremos a ver. Mañana no seremos los mismos que hoy, rodeados de muros y presos del miedo, caminamos buscando nuestros nortes.